Breve historia de la Iglesia Pentecostal
Breve historia de la Iglesia Pentecostal
Cuando preguntamos a un miembro de una congregación pentecostal sobre los orígenes de su iglesia o alguna explicación de los fenómenos “sobrenaturales” que se presentan en sus reuniones, posiblemente nos diga que todo comenzó hace dos mil años,en la celebración judía de Pentecostés relatada en Hechos 2; donde el Espíritu Santo llegó a los apóstoles para dotarlos de poderes milagrosos. Sin embargo, el origen de las iglesias pentecostales nos lleva apenas a la primera década del siglo pasado, en un pequeño colegio bíblico de Kansas, dirigido por el pastor metodista Charles Parham, y pronto este nuevo culto se extendió alrededor del mundo luego de que William Seymour, uno de sus aprendices, abriera una congregación en los Ángeles.
La mayoría de los pentecostales modernos desconocen esta historia y creen que manifestaciones como hablar en lenguas, danzar en el espíritu, caer al suelo, saltar, gritar y reír espiritualmente han existido en la iglesia desde el siglo I. En realidad, estas prácticas comenzaron en 1906, cuando un grupo de estudio bíblico en Los Ángeles, liderado por el pastor William J. Seymour (discípulo de Charles Parham), empezó a experimentar un tipo de trance "espiritual" acompañado de glosolalia. Según los lingüistas, la glosolalia es la vocalización fluida de sílabas sin significado comprensible, que los pentecostales interpretan como el "don de lenguas de Pentecostés". Muchos creyentes de la época criticaron severamente este nuevo culto, considerándolo herético. Incluso, la noticia apareció en los periódicos con el titular "Extraña Babel de lenguas, se desata una nueva secta de fanáticos" (Periódico de Los Ángeles, 18/04/1906).
A pesar de las críticas, la noticia se esparció y muchos evangélicos en los Estados Unidos comenzaron a orar por reavivamientos similares en sus congregaciones. Hoy en día, existen más de 500 millones de creyentes pentecostales y carismáticos en todo el mundo. La denominación pentecostal es actualmente la segunda más grande después de la Iglesia Católica y es la forma de cristianismo que crece más rápidamente.
¿Por qué crecen tanto los pentecostales? Una clave para la expansión pentecostal es la doctrina de la guerra espiritual, que sostiene que todas las cosas malas que le suceden a una persona son resultado de influencias negativas de origen demoníaco que deben ser combatidas. En esta doctrina, el demonio deja de ser una mera metáfora y se convierte en una fuerza espiritual encarnada que amenaza la salud, la prosperidad y el bienestar. Esta concepción de la experiencia religiosa otorga una gran importancia a los dones del Espíritu, especialmente en lo que respecta a la expulsión de distintos demonios, convirtiéndose en un elemento central del culto pentecostal. A continuación, un extracto de un artículo publicado originalmente en la revista Anfibia: “La principal razón del crecimiento pentecostal reside en la combinación de dos dimensiones: la primera es que los dones del Espíritu Santo se conectan muy fácilmente con la sensibilidad religiosa de las poblaciones populares de América latina. Poblaciones donde es clave la categoría del milagro a la que la noción de “actualidad de los dones del espíritu santo” le da traducción y potencia. El milagro que en una mirada secularizada es algo extraordinario y posterior a todas las razones, es en esta perspectiva “popular” una posibilidad primaria y anterior a toda experiencia. La segunda es la universalidad del sacerdocio que democratiza y facilita el surgimiento de líderes religiosos y le permite a los pentecostales darle una base a la expectativa de milagros”. ¿En qué creen los pentecostales? Una iglesia pentecostal puede operar de forma independiente o estar afiliada a una organización religiosa. Debido a la diversidad de organizaciones, también hay una variedad de doctrinas que van desde lo liberal a lo más conservador. En términos generales, podemos mencionar los siguientes puntos:
1) Jesús es Dios
Los pentecostales creen que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son manifestaciones del mismo Dios. Sin embargo, existen dos corrientes: los trinitarios y los unicitarios. Los trinitarios creen que estas tres entidades son distintas, cada una con personalidad propia pero con naturaleza divina. Por otro lado, los unicitarios, surgidos en 1913 tras el avivamiento liderado por William Seymour, creen que Jesucristo era el Jehová del Antiguo Testamento manifestado en carne, y que la doctrina de la Trinidad es falsa. Para ellos, los términos Padre, Hijo y Espíritu Santo son solo títulos de la misma persona.
2) La Creación: El relato del Génesis es 100% literal
Como muchas otras denominaciones cristianas, los pentecostales interpretan los relatos de la Biblia de forma literal. Rechazan la teoría de la evolución y creen en la historia de Adán y Eva como los primeros humanos colocados por Jehová en la Tierra.
Debido a esta interpretación literal, creen que el universo fue formado en seis días hace aproximadamente seis mil años, ignorando la evidencia científica que apoya el origen del universo y la evolución de las especies. Esta visión les lleva a cuestionar la existencia de fósiles de otras especies humanas, como el hombre neandertal o el hombre floresiensis, que cohabitaron con el Homo sapiens.
Algo que resulta difícil de explicar para los pentecostales es la existencia de fósiles de animales prehistóricos, como los dinosaurios. Suelen recurrir a dos hipótesis: una afirma que los dinosaurios coexistieron con el hombre pero se extinguieron en algún momento de la historia; la otra, menos difundida, sugiere que los dinosaurios nunca existieron y que sus fósiles son un invento científico o una obra de Satanás.
Lucy es el nombre que se le dió a los restos fosilisados de un homínido Australopithecus hallado en 1974 en Etiopía, vivió hace aproximádamente tres millones de años |
3) Manifestaciones del Espíritu Santo
La principal diferencia con otras denominaciones es que los pentecostales creen firmemente en que el Espíritu de Dios se manifiesta a través de fenómenos sobrenaturales en sus reuniones. Estas manifestaciones varían de una congregación a otra, pero generalmente incluyen el don de lenguas, danzas del espíritu y profecías.
Don de Lenguas: A principios del siglo XX, surgió la práctica de hablar en lenguas como prueba del bautismo del Espíritu Santo. Sin embargo, más adelante, los practicantes de este nuevo movimiento se dieron cuenta de que lo que hablaban no era un idioma real, sino palabras sin sentido. En consecuencia, cambiaron el énfasis y comenzaron a enseñar que se trataba de lenguas angelicales para comunicarse con Dios. Los sonidos pronunciados reflejan patrones de la lengua materna del hablante, como confirmó Kavan (2004). Por ejemplo, cuando un hispanohablante pentecostal habla en lenguas, solo pronuncia sílabas propias del español (aunque sin sentido). Dado que cada idioma tiene sonidos únicos, estas personas deberían ser capaces de pronunciar sonidos silábicos distintos a los de su entorno. Se puede decir que las lenguas que se escuchan en las congregaciones pentecostales están lejos de ser idiomas y más cerca de ser balbuceos o repetición de sílabas que no forman ninguna palabra, siendo todo esto solo una experiencia emocional pasajera. De acuerdo con el profesor Dale B. Martin, era común dentro de la sociedad greco-romana (donde surgió el cristianismo) creer que los seres divinos hablaban lenguas distintas de las lenguas humanas. Por ello, la glosolalia otorgaba un alto estatus en el mundo antiguo debido a su asociación con lo divino. Actualmente, no solo los evangélicos pentecostales practican el hablar en lenguas; el fenómeno de la glosolalia se encuentra entre los santeros caribeños, sintoístas japoneses, musulmanes sufíes, católicos carismáticos y en diversas religiones tribales.
Las Profecías: Según la Real Academia Española, la profecía es un "don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras". Los profetas han existido en la mayoría de las religiones, siendo personas que afirmaban haber tenido experiencias personales con Dios (o dioses), y recibían instrucciones para hablar en su nombre a los seres humanos. Hoy en día, la frase "Dios me dijo" es muy común en las iglesias pentecostales. Esta expresión no solo se utiliza para predecir acontecimientos, sino también para asesorar o dar recados individuales de parte de Dios a otros miembros de la congregación. No es raro que el supuesto profeta llame a miembros o visitantes de la iglesia para que se acerquen al púlpito (altar) y, una vez allí, les dé mensajes precedidos de la frase "así te dice el Señor...". El tipo de profecías en las iglesias modernas difiere significativamente de aquellas relatadas en la Biblia o en otras religiones antiguas. En lugar de predecir catástrofes o transmitir mensajes a la comunidad, se centran más en ofrecer un tipo de asesoramiento personal a los miembros de la Iglesia. Este enfoque se asemeja a decirles a los fieles lo que deben hacer, pero haciéndoles creer que el mensaje proviene directamente de Dios. Así, se utiliza el concepto de la profecía personal para ganar influencia sobre las personas y hacerlas dependientes de la "orientación profética". En resumen, mientras que las profecías bíblicas y antiguas abarcaban grandes eventos y mensajes comunitarios, las profecías modernas en las iglesias pentecostales tienden a ser más personales, sirviendo como herramientas para guiar y, en muchos casos, controlar a los creyentes mediante la ilusión de una conexión directa con lo divino.
Danzas en el Espíritu: Muchos cristianos pentecostales aseguran que el Espíritu Santo se manifiesta a través de diversos fenómenos físicos como saltos, temblores, risas descontroladas, caídas al suelo, gestos y retorcimientos. Aunque estas prácticas no están específicamente mencionadas en la Biblia, los pentecostales creen firmemente que es el Espíritu Santo quien impulsa a los creyentes a "danzar" y manifestar estos comportamientos. Estas manifestaciones suelen ocurrir durante los servicios religiosos, en momentos de intensa adoración y oración. Los creyentes que experimentan estas danzas en el Espíritu describen una sensación de estar abrumados por una fuerza divina que los lleva a perder el control de sus movimientos. Este estado se interpreta como una señal de una conexión profunda y directa con Dios, y es visto como un momento de especial bendición y espiritualidad. El fenómeno de las danzas en el Espíritu no es exclusivo del cristianismo pentecostal. Trances similares se han documentado en diversas culturas y religiones a lo largo de la historia. En muchas tradiciones religiosas, las danzas y los movimientos físicos extremos son medios para comunicarse con lo divino, buscar la intervención de seres superiores o alcanzar estados alterados de conciencia. Ejemplos de esto incluyen las danzas de trance en rituales africanos, las prácticas de los chamanes en América del Sur y las ceremonias de sanación en muchas culturas indígenas. Desde una perspectiva psicológica y sociológica, estas manifestaciones pueden ser entendidas como comportamientos emocionales influenciados por el entorno grupal. Los seres humanos tienen una tendencia natural a imitar y sincronizarse con el comportamiento de los demás, un fenómeno conocido como efecto de mimetismo social. En un entorno religioso cargado de fervor, las emociones colectivas pueden amplificarse, llevando a individuos a entrar en estados de trance y experimentar movimientos involuntarios. Este comportamiento puede compararse con otros estados inducidos como la hipnosis, la euforia colectiva, el trance o incluso los efectos de sustancias alucinógenas. Las neuronas espejo en el cerebro juegan un papel crucial en este proceso, facilitando la imitación de movimientos y emociones observadas en otros. Cuando un individuo ve a otros danzando o mostrando signos de estar "llenos del Espíritu", es más probable que se sienta inclinado a experimentar lo mismo. Además, algunos estudios sugieren que estos estados de trance pueden tener beneficios psicológicos. Pueden proporcionar una forma de catarsis emocional, permitir la expresión de sentimientos reprimidos y fortalecer el sentido de comunidad y pertenencia entre los participantes. Sin embargo, también es importante reconocer que no todos los individuos en estas congregaciones experimentan estas manifestaciones de la misma manera, y algunos pueden sentirse presionados a conformarse con las expectativas del grupo. Las danzas en el Espíritu son una manifestación compleja y multifacética de la fe pentecostal, que combina elementos de fervor religioso, influencia social y respuestas psicológicas. Aunque estas experiencias son vistas como una prueba del poder de Dios por los creyentes, también pueden ser entendidas desde una perspectiva científica como resultados de dinámicas emocionales y grupales.
En resumen, los dones como el de lenguas, las profecías y las danzas espirituales, considerados como manifestaciones del poder divino y anhelados por los creyentes pentecostales, no poseen realmente un origen sobrenatural. Los fenómenos aparentemente divinos que se presentan en estas congregaciones se pueden entender como ilusiones colectivas cargadas de emocionalismo, fácilmente explicables por lingüistas, psicólogos y psiquiatras. Dentro de la teología cristiana en general, también se cree en la inminente Segunda Venida de Cristo, el arrebatamiento de la Iglesia, la existencia del Infierno como un lugar real en el centro de la Tierra, la realidad de Satanás como una entidad personal, entre otros aspectos que serán abordados en futuros artículos 😊
Comentarios
Publicar un comentario